Reconozco que nunca me
interesó mucho el fútbol. Si intenté empaparme un poco más del
tema durante la adolescencia, fue simplemente por esas cosas que
hacen los adolescentes para no quedar medio mal parado en el grupo.
Así que empecé a jugar el rol de defensor, bastante malo en la
cancha y seguidor del cuadro que supuestamente me transmitió
simpatía mi papá: River. Todavía recuerdo ver los domingos a la
noche, en repeticiones de los partidos por ATC, a un jóven y
errático Gabriel Batistuta con una camiseta número siete y cómo se
llevaba el grueso de los insultos de los hinchas millonarios, en
donde me incluía.
Con el correr de los años
y la finalización de la escuela, el grupo de amigos y compañeros
empezó a disolverse, así como mi interés en el fútbol. Como
nativo de este país futbolero, despertaba en mí ese sentimiento
colectivo de alegría y esperanza que aparece en los mundiales. El
primero que recuerdo fue el del ‘78. Tenía seis años y todavía
recuerdo haber escuchado el segundo gol del Matador Kempes y el
tercero y último de Daniel Bertoni contra Holanda en la radio AM de
la camioneta Chevrolet C-10 de mi papá. Argentina había salido
campeón del mundo y en San Martín se vivía la misma euforia ciega
que en el resto del país. Las cornetas y las banderitas de nailon
enarboladas en ramitas medio chuecas pero pintadas de blanco las
conservé durante varios años.
El resto de los mundiales
pasaron sin pena ni gloria para mi. No recuerdo nada de España ‘82,
pero un poco más de México ‘86. Y eso que salimos, por segunda
vez, campeones. De Italia ‘90 me quedó la musiquita dando vueltas
en la cabeza, supongo que como a todo el mundo, y un Goycoechea
atajador de penales imbatible. O casi, porque quedamos atrás de los
italianos al final del torneo.
No voy a hacer un
recorrido de cada uno de los mundiales que viví; son bastantes y
recordarlos en los mínimos detalles me conlleva un esfuerzo que no
quiero hacer por una actividad que no termina de agradarme. Todo se
resume a recordar que el último festejo fue en México.
Con los juegos de
computadoras de deportes, y en particular de fútbol, me pasa algo
similar. Me invade una sensación de desdén por las actividades
deportivas simuladas en las computadoras, con la misma intensidad con
la que me invade ver a un hincha-de-todos-los-deportes cuya panza le
impide practicar el mínimo esfuerzo y cuyo culo se reconforta al
calor del sillón.
Pero aún así lo
intenté. En las casas de videojuegos a mediado de los ‘80
empezaron a germinar las máquinas Tehkan World Cup,
fácilmente reconocidas por su formato table top que se convirtieron
en grandes recaudadoras de dinero por su simpleza y atractivo
otorgado por la vista superior de la cancha. Jugué alguna ficha.
Jugué algunas más. Pero seguía jugando mal al fútbol, aún en
versión arcade.
Lo interesante de Tehkan fue que en
poco tiempo se convirtió en un modelo de juego para las computadoras
hogareñas y empezaron a proliferar títulos para distintas
plataformas siguiendo el paradigma de la visión superior de la
cancha. Así, títulos como Emilio Butragueño Fútbol y
Microproce Soccer, se vieron corriendo en ZX Spectrum y
Commodore 64.
Emilio Butrageño en ZX
Spectrum
Microprose Soccer en
Commodore 64
Mi habilidad por jugar
mal con el Microprose de Commodore, contrastó con el interés que
despertó en mí, y en otros usuarios de esta máquina, poder
disfrutar del ‘fútbol de los arcades’ desde casa. No había
caso. Estos juegos no eran para mí. Ni el fútbol real, ni el
virtual. Sabía que jugaría mal en todo caso, tan claro como
recuerdo la leyenda urbana planteada en la revista MicroManía
sobre los juegos deportivos desarrollados por la española Dinamic
Software: Emilio Butragueño Fútbol, Fernando Martín Basket,
y Aspar GP, trajeron mala suerte a los protagonistas que
vieron el cierre de sus carreras con el desbarrancamiento de su
equipo de fútbol, muerte prematura (Fernando Martín) y una serie de
lesiones inhabilitantes para la competencia (‘Aspar’ Jorge
Martínez).
En aquella época la
información no estaba a la vuelta de un click, así que hoy, digamos
veinticinco años después, pude investigar un poco sobre esa
perspectiva de visión desde el techo que tan acertadamente
popularizó la empresa japonesa Tecmo en 1985, con su juego Tehkan
World Cup. No lo digo peyorativamente y tal vez, pensando en Darwin,
supongo que algunas características de las especies perduran por
conveniencia. Por ser óptimas. Entonces, calificaría a la visión
de Tehkan como ‘primitiva’ .
Los primeros rastros se
remontan a 1980 cuando la consola Atari 2600 contó con el título
Pele´s Soccer. Ahí presenciamos o manejamos a unos poco
delineados jugadores que pelean por hacer goles con una pelota
cuadrada.
Pele’s Football en Atari
2600
El segundo rastro y el
más concluyente, se encuentra en las variantes de Pong, ese tan
mencionado juego aparecido en 1972 conflictuado entre Magnavox y
Atari. Los clones hogareños de estas máquinas de finales de los ‘70
incluyeron el juego de Hockey, probable furor de aquel momento, pero
certera pieza de museo en la actualidad que las máquinas nacionales
Teleclick de Magiclick y Telemach de Panoramic
presentaron como Fútbol a esa cancha negra con luminosas rayas
que servían de arquero y delantero, pateando de un lado a otro una
pelota brillantemente cuadrada.
Fútbol (o Hockey) de un
clon de Pong
Apenas se despertó con
los pelos parados y las lagañas del sábado, y sin haber desayunado,
me pidió el juego de fútbol de la Play. No es que tengo que
cargarlo y ponerlo en marcha. Apenas me estaba pidiendo que enchufase
la PS3. Él se encargaría de casi todo el resto. Así, luego de un
rato de asistencia en lectura para armar un equipo, arrancó un
partido del FIFA Brasil 2014. Sentadito en un puf, sus pequeños
dedos mueven con agilidad los controles del Dualshock para hacer
bailar a los jugadores. -Iaaaan….a tomar la leche -interrumpe su
madre-. Rezongó un poco. Rezongó bastante. Pausó el juego, dejó
el joystick en el piso y con un pequeño salto que solo un cuerpito
de cuatro años puede dar, se sentó en el sillón y estiró su brazo
para tomar el vasito de Ben-10 con bombilla que su madre, con un
brazo a la cintura, imponía.
La calidad del juego
impresiona. La definición de los jugadores y la presentación,
pueden confundir momentáneamente desde lejos a cualquiera o a una
persona corta de vista desde cerca. La cancha se puede apreciar desde
todos los ángulos y durante el desarrollo del juego se destacan los
comentario de Mario Kempes y Ciro Palomo con el suave seguimiento de
la cámara al sector de la cancha en donde está la pelota, muy
similar a cuando se transmite un partido por televisión.
FIFA Brasil 2014 en
Playstation 3
Las buenas ideas
sobreviven y sufren evoluciones pero su esencia se mantiene. Este es
el caso de la serie FIFA de Electronic Arts, que encuentra sus raíces
en los antiguos juegos de simulación de las computadoras y consolas
hogareñas en los ‘80 y ‘90. Como usuario de Commodore 64 y ZX
Spectrum, puedo remontarme a los títulos International Soccer
y Match Day. Sin entrar en mucho detalle, el International de
Commodore apareció en 1983 presentando un desarrollo correcto para
la época con unos catorce jugadores (siete de cada lado) y tribuna,
bastante estáticos aunque coloridos, en contraste con el Match Day
de Spectrum que en 1984, mostraba su atractivo basado en un poco más
de definición y movilidad de los futbolistas.
International Soccer de
Commodore 64
Match Day en ZX Spectrum
Estoy marginando otros
títulos a los simples efectos de mostrar apenas la antiguedad de los
juegos de fútbol. También por ignorancia. Creo que es prácticamente
conocer todos los títulos de juegos y más aún cuando esta
ignorancia está exacerbada por la falta de cultura futbolera que
apenas alcanza para reconocer que juego mal, que poco sé del tema y
que no me convence ponerme al día como no me convenció el partido
debut de la selección en este mundial de Brasil, que habiendo ganado
2 a 1 a Bosnia ví, quizás de manera errónea, que nuestro equipo,
por momentos, esperaba mantener el status de ventaja temprana rogando
por la finalización del encuentro. Por lo menos, así lo veo yo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Sensible_Soccer
Microprose soccer
No hay comentarios.:
Publicar un comentario