viernes, 16 de marzo de 2012

En memoria del padre de CEFIBA

El 1ro de Marzo de 2012, falleció a los 93 años el Ingeniero Humberto Ciancaglini, un precursor del desarrollo de la computación en el país, oriundo de Salta. Ideó e impulsó la contrucción de la primera computadora de América Latina, contemporanea a la puesta en marcha de Clementina en el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires.

Luego de haber trabajado en diferentes paises de europeos para la empresa Phillips, hacia 1957, Humberto Ciancaglini consideró la importancia del desarrollo de las computadoras y la falta de proyectos de tal carácter en Argentina.

Estando al frente del Departamento de Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, Ciancaglini formó un grupo dedicado al estudio de diversos temas relacionados con el diseño de computadoras.

Cuándo el grupo consideró tener los conocimientos teoricos suficientemente sólidos, inició un ciclo de conferencias y hacia 1959 inició el proyecto de construcción de la CEFIBA: Computadora Electrónica de la Facultad de Ingeniería de Buenos Aires, bajo la dirección del Ing. Felipe Tanco, quien había estado trabajando entre 1954 y 1957 en los Estados Unidos en tareas de diseño de computadoras para la empresa RCA junto a los ingenieros Eduardo Ulzurrun y Oscar Mattiussi. Este último, unos años más tarde, tendría participación en el mantenimiento de Clementina. Al grupo se integraron los ingenieros Noemí Kaplan, Ricardo Criado, Edgardo Cohen, Arturo Vercesi y Jonás Paiuk -quien fuera más tarde el encargado del mantenimiento de Clementina-. La programación de la computadora estaría a cargo de la licenciada en Matemática Aida Cohn.

La CEFIBA tuvo dos características distintivas. Primero, diseñada según la arquitectura de Von Neumann, su construcción se basaba en transistores, lo que resultaba novedoso y resistido por la mayoría de los fabricantes de la época que confiaban en las válvulas de vacío. Los transistores contaban con la ventaja de su tamaño, menor consumo eléctrico y menor generación de calor, con lo que simplificaban los sistemas de refrigeración.

La segunda característica era la restricción impuesta por un presupuesto muy escaso, del que se supo sacar muy buen provecho construyendo ingeniosamente muchos dispositivos. Uno de las primeros elementos construidos fue el gabinete de alojamiento de la computadora y sus circuitos de alimentación eléctrica, utilizando dos armarios unidos a los que se agregaron divisiones para delimitar seis estantes y distribuir distintas componentes. También se construyó, a partir de un cilindro de aluminio pintado con ferrita, una memoria auxiliar de tambor magnético, cuya capacidad de almacenamiento era de 4096 palabras de 32 bits, -16 KBytes actuales-. El dispositivo presentó algunas fallas de funcionamiento, por lo cual, luego de varias reparaciones, fue reemplazado por un tambor de memoria comprado a Ferranti.

A partir de una máquina de escribir adaptada con el agregado de selenoides sobre los martillos de impresión, se contruyó una impresora que la computadadora podía accionar, enviando señales a estos dispositivos asociados a los caracteres que se iban a imprimir. Tanto la memoria de tambor como la impresora, estaban dispuestos en una consola de operaciones, fabricada a partir de un escritorio metálico, que además tenía una lectora de papel perforado y una suerte de teclado de entrada, consistente en un tablero de treinta y dos teclas con el cual se ingresaban a la CEFIBA las palabras de 32 bits.

La programación se llevaba a cabo con lenguaje de máquina, plasmado en una cinta perforada preparada a partir de un teletipo. La cinta era suministrada al lector de papel perforado y el contenido se almacenaba en el tambor magnético para ser compilado.

La construcción de esta computadora demoró cerca de cinco años. El 10 de Agosto de 1962, en un acto en la Facultad de Ingeniería y con la asistencia de las autoridades de la UBA, se presentó la computadora exponiendo su funcionamiento y sus detalles técnicos.

En 1966 los acontecimientos que oscurecieron a la UBA, afectaron y disolvieron al grupo que proyectó y construyó la CEFIBA, disolviendo también el destino de la primera computadora desarrollada en America Latina.