viernes, 10 de octubre de 2014

Te llevo

El mes pasado me puse en campaña para la compra de una notebook. Un familiar cumplía años y pensé que era un buen regalo.

Bah, por qué doy vueltas? Ese familiar era yo. Miré varias marcas y modelos. Fueron muchos y el rango fue amplio: notebooks, ultrabooks, dual core, I3, I5, I7. El precio de cualquier portátil más o menos moderna, es decir, una I3 como mínimo (me atrevería a decir I5) y aún cuando se tratase de una whitebook me resultaba bastante doloroso. Mientras tanto, yo seguía analizando y comparando características de marcas/modelos, haciendo cuentas y planeando formas de pago. Llegó el día de mi cumpleaños y seguía indeciso. Sufrí el síndrome de parálisis por análisis. Pero atiné a pensar, que independientemente de mi indecisión, la variedad de modelos en el mercado facilitaba mi parálisis. También pensé que esto antes no hubiera ocurrido. Seguramente hubiera sufrido el peso de un precio quizás exagerado, pero al menos hubiera evitado la angustia de tener que elegir sin equivocarme al mejor pez o al más adecuado de un mar de marcas y modelos de notebooks.

Si hubiera sido 1982, mi debate solo ocurriría entre dos portátiles. Una Osborne-1 o una Kaypro II. Portátiles, es un decir. Había que pasar por el gimnasio en aquel entonces, poque ambas máquinas eran bloques de 10 y 13 kilos respectivamente. Utilizaban un microprocesador Z80, 64Kb de RAM, incorporaban un monitor de 5 pulgadas en el caso de la Osborne y de 9 para la Kaypro, dos floppy drive de 5.25 pulgadas, teclado desmontable y ejecutaban CP/M. Aunque Osborne 1 apareció un año atrás, el precio de ambas era de 1795 dólares. Salado en aquel momento, salado en la actualidad.


La Kaypro II era la competidora directa de la Osborne-1 y muchas de sus características estaba inspiradas en esta última máquina. Como curiosidad, nunca existió una Kaypro I, la designación fue parte de una táctica comercial -supongo que la misma que más adelante adoptaría el gestor de base de datos dBASE II-. La empresa que construyó a Kaypro II, se llamó Kaypro Corp. y fue fundada en 1982 por Andrew Kay, un egresado del MIT que en 1950 había inventado el voltímetro digital, un antecesor del multímetro o tester que se usaba para medir la tensión o diferencia de potencial. En 1952 fundó la compañia Non-Linear System que proveyó de voltímetros al ejército y a civiles.




Ese día de cumpleaños, un día de indecisión ante la elección de una notebook, me enteré que una semana atrás -el 28 de Agosto de 2014- ocurrió el fallecimiento de Andrew Kay de 95 años, padre de la Kaypro II y uno de los pioneros de la computación portátil junto con Adam Osborne y Alan Kay -quien propusiera el concepto de computación portátil y de interface gráfica-.

Las portátiles, ayer tan poco prácticas por su tamaño y peso -pero transportables al fin- y las notebooks actuales, todas comparten el común denominador la posibilidad de llevarlas consigo para llevar capacidad de procesamiento e información personal. Transportarlas, para transportar parte de uno. Te llevo, para que me lleves dice la canción de Gustavo Cerati, quien ese día de mi cumpleaños partía hacia la eternidad.




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